FRAN PINTADERA

Fran Pintadera

De pequeño leía mucho, sobre todo cómics y a Roald Dahl. Según iba creciendo dejó las viñetas y se acercó a la poesía. A Roald Dahl no lo abandonó nunca. Quizá por eso se hizo escritor. Ahora, que se podría decir que es casi un adulto, le gusta andar descalzo y con los pelos alborotados. También disfruta hablando sobre las pequeñas cosas del mundo. No tiene duda de que son las más grandes. Escribe historias y versos en libretas, con bolis de los buenos, y en el teclado de su ordenador. Después, cuenta todo lo que ha escrito (y otras cosas que nunca escribió pero que viven en su cabeza) en bibliotecas y colegios. Cuando lo hace, le gusta encontrar en el público a niños con calcetines apretados y con la raya al lado. Los mira y les sonríe como quien comparte un secreto.