NIÑOCACTUS

NiñoCactus

NiñoCactus brotó en Salamanca una primavera de 1979. De pequeño le gustaba tan poco comer, y tanto los cuentos, que sus padres prometieron regalarle un libro cada vez que engordase un kilo. No recuerda bien cuándo dejaron de hacerlo, pero ya era tarde, y su cabeza se había llenado de personajes imaginarios que crearon su propio mundo.

Ya de mayor, un viento del sur le enseñó a tocar el clarinete, y una espiral de titiriteros le inició en el arte de improvisar sonrisas. También aprendió a atrapar los sueños, a labrar la tierra y a navegar sin brújula.

Aunque le quedan muchos tesoros por descubrir, algunos de los que encuentra los convierte en cuentos.